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DISKOBOX LUNES DE 21 A 23h. RADIO MAI 102.8 F.M. ZARAGOZA

LOQUILLO: "BALMORAL"

LOQUILLO: "BALMORAL"

Balmoral era el nombre de una coctelería madrileña que cerró sus puertas hace dos años. Un lugar donde la elegancia, el glamour y la buena conversación eran  los ingredientes fundamentales que acompañaban a las interminables veladas que Loquillo y su círculo de amistades pasaban en este local.

 

El primer disco en solitario de Loquillo tras la separación de los Trogloditas está dedicado en particular a este local, y en general, a un estilo de vida que abarca todos estos conceptos que han estado siempre ligados a la carrera de Loquillo: elegancia, hedonismo y compromiso. Balmoral es, según las propias palabras de su autor, un disco “evocador de una época y de un estilo de vida”, por lo que inevitablemente desprende un aroma de nostalgia.

 

El gusto por la estética comienza por el propio formato del disco, publicado en un lujoso estuche repleto de elegancia y glamour, en el que Loquillo reivindica el placer de “tocar” la música, no sólo de escucharla.

 

El sonido del disco es la evolución lógica de lo que ya habíamos escuchado en sus dos anteriores trabajos, “Arte y Ensayo”, con Trogloditas,  y la banda sonora de “Mujeres en pie de guerra”. Pero hay una diferencia notable: el hecho de tratarse de su primer disco tras la separación de los Trogloditas le ha permitido juntar por primera vez todas las facetas de su personaje: el Loquillo más rockero, el más cercano al jazz, y el apasionado de la poesía. Además, parte de los músicos que le acompañan son los mismos que formaron parte de la última época de los Trogloditas (Igor Paskual y Jaime Stinus), o colaboradores habituales de sus discos (Gabriel Sopeña, Carlos Segarra, Jaime Urrutia). Todos ellos también han sido también clientes de Balmoral, por lo que sus composiciones han encajado perfectamente en el enfoque que Loquillo quería plasmar en el álbum.

 

Mención especial merece la esperada colaboración (dos canciones) con Sabino Méndez, fundador de Trogloditas, que ha vuelto a colaborar con el Loco después de muchos años en los que los problemas personales entre ambos provocaron la ruptura de su antigua relación de amistad. “Balmoral” abre el disco, con una preciosa introducción (a lo “Velvet Underground”, “Sunday Morning”), que nos muestra claramente la intención y el concepto evocador del disco. La otra aportación de Sabino, “Sol” es quizá la canción más sorprendente del álbum, en la que se intercalan pasajes con ritmos de música “disco”. Aunque, a decir verdad, no debería sorprender esta introducción de ritmos disco si atendemos al carácter totalmente heterodoxo que Loquillo ha demostrado a lo largo de toda su carrera. La canción hace un guiño al clásico de los “Stranglers”, “Always the sun”.

 

Uno de los himnos de este disco es sin duda “Memoria de jóvenes airados”, de Igor Paskual, que lleva ya unos cuantos años demostrando su calidad como compositor, no sólo de temas rockeros, sino de canciones más “folkies” (“La Belle Dame Sans Merçi”) o con toques más “country-rock” (“Canción del Valor”, que ya se incluyó en el último directo de Loquillo y Trogloditas “Hermanos de Sangre”). “Hotel Palafox” es otra de las aportaciones de Igor Paskual, que combina pasajes de delicada belleza (arreglos de viento incluidos) con un estribillo totalmente rockero.

 

Jaime Stinus lleva 8 años colaborando con Loquillo, y es el responsable de sonido de la banda en directo y en los discos. Uno de esos productores que es capaz de conseguir con impresionante exactitud los sonidos requeridos por Loquillo para cada canción. A él es a quien hay que responsabilizar de la tremenda riqueza de matices y de la variedad y exquisitez de los arreglos (metales, Hammond, cuerdas y guitarras tocadas de la manera precisa). Stinus ha demostrado ser un maestro no sólo a la hora de manejar la mesa de mezclas, sino en la elección del tipo de guitarras, de los amplificadores,  del uso de los efectos, la colocación de los micros,…, en definitiva un maestro de la producción. No solo eso, sino que aporta el toque jazz del disco, “Vintage”, la ochentena “Línea clara” y la bellísima “Balmoral 2”, compuesta junto a Jaime Urrutia sobre un texto de Luis Alberto de Cuenca.

 

No podía faltar la colaboración de Gabriel Sopeña, que aporta una de las mejoras canciones del disco “Cruzando el paraíso”, que Loquillo interpreta junto a uno de los grandes mitos del rock Europeo, Johhny Hallyday, cumpliendo así uno de los pocos sueños que le quedaban por conseguir, tras haber teloneado a los WHO y a los ROLLING STONES. “La Vida es de los que arriesgan” es una canción al más puro estilo de Gabriel Sopeña, cercana a la poesía y a la canción de autor. El otro gran himno del disco es “Hermanos de Sangre”, que también se había grabado ya para el último disco en directo de Loquillo y Trogloditas, y que en esta versión adquiere una dimensión absolutamente épica gracias a los grandilocuentes arreglos orquestales.

 

El toque de Rock´n´roll clásico lo pone Carlos Segarra con “Soy una cámara”, una de esas joyas a las que nos tiene acostumbrados Segarra (“Feo, fuerte y formal”, “Veteranos”,…), con ese sabor a rock and roll añejo, donde Segarra se desenvuelve con maestría.

 

Ésta es quizá la canción más optimista de un disco en el que, en general, se respira un aroma nostálgico, pausado, reflexivo, cuya intención no es ni mucho menos volver al pasado, sino, simplemente, echar una mirada atrás por el placer de recordar y con el único motivo de cerrar una etapa. El propio Loquillo defiende que “(…) La vida de cualquiera siempre está relacionada con los bares o salas a las que acude. En el momento en que ese bar cierra, esa parte de tu vida termina. Intentar volver atrás es un error, siempre se puede abrir otro bar…”

 

 

RUBEN DISKOBOX

 

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