BURNING - 15-12-06 - LA CASA DEL LOCO
Cada vez que veo a Burning en directo estoy más convencido de lo injusto de la industria musical. Mejor dicho, no es que sea injusta, sino que no tiene absolutamente nada que ver con la música. La industria va por un lado y la música por otro. Burning son uno de los grupos más importantes de la historia de la música española. Son un mito viviente. Deberían llenar estadios y vender millones de discos. Ni siquiera la muerte de Toño y de Pepe Risi han logrado que Burning alcance el estatus de "legendario" para la mayor parte del público musical de este país. Pero por otro lado esto permite disfrutar del directo del grupo en salas pequeñas y que se cree un ambiente propicio para una noche de auténtico rock and roll, como sucedió el pasado viernes en La Casa del Loco.
No hay que olvidar que el concierto formaba parte de la gira de su disco acústico "Dulces Dieciséis" y el único temor era ver cómo sonaban Burning en acústico. Cualquier duda se disipó nada más sonar los primeros riffs de "Jack Gasolina". Un sonido con una fuerza y una contundencia que a veces hacía olvidar que era una guitarra acústica lo que estaba sonando. Puro Rock ´n´Roll! Y es que los verdaderos Burning hay que verlos en directo. Ese es el verdadero sonido del grupo. Uno tras otro fueron cayendo todos los clásicos del grupo: "Baila mientras puedas", "Es decisión", "Miéntelas", "Madrid", "Ojos de ladrón", "Esto es un atraco", "No es extraño", "Mueve tus caderas", "Como un huracán", "¿Qué hace una chica como tú?", ... ¡son todo clásicos! Como me decía amigo durante el concierto, todas las canciones de Burning son clásicos. Incluso las canciones nuevas son clásicos. Es verdad. Nadie hace Rock ´n´ Roll como los Burning. Son unos maestros.
Uno de los momentos épicos del concierto fue cuando encadenaron algunas de sus mejores baladas de los primeros discos: "Lujuria", "Balada para una viuda" y su magistral interpretación de "Las chicas del Drugstore", con mención especial para el sonido y las texturas de la guitarra, consiguiendo crear una atmósfera impresionante. Tampoco podía faltar el recuerdo para su amigo Guille Martín, al que dedicó la emocionante "Una noche sin ti". También se acordaron sus admirados Stones, versionando "Sweet Virginia".
Una lección magistral de auténtico y genuino Rock and Roll, con ese toque y ese "sabor especial" que sólo tiene la música de Burning. Lo mejor de todo es que ellos también son auténticos. Tanto Johnny como el resto del grupo no necesitan poses ni van de estrellas. Son gente accesible y se puede charlar con ellos de R´n´Roll mientras saboreas un tranquilamente un vaso de Jack Daniels con hielo.
Johnny Burning es uno de los tipo más grandes de la historia de Rock nacional, y mientras haya patanes llenando estadios y vendiendo millones de discos y estos tipos tengan que seguir ganándose la vida en la carretera, esto de la industria musical me seguirá pareciendo una inmensa injusticia.
Burning son el Rock and Roll. Johnny es el Rock ´n´ Roll.
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